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Homenaje póstumo a Miguel Ángel Torres Guerrero

Por Juana Meraz Sánchez *

homenaje

Haga clic para ampliar. Diseño: Edith González Cruz

El 7 de marzo de 2019 el corazón de la Red Mexicana de Periodistas Ambientales, Rempa, sufrió una pérdida inesperada, cuando Miguel Ángel Torres Guerrero dejaba esta vida, hecho que caló hondo en el seno de sus familiares y amigos que siempre lo recordaremos. Miguel Ángel fue uno de los fundadores de nuestra red y gran ser humano. En estas líneas reconocemos y agradecemos su pasión por la lucha social a través del periodismo ambiental, su trabajo incondicional al derecho a la información y su espíritu abierto para dar la voz a quienes no la tenían en otros medios de comunicación.

Egresado de la UNAM en la carrera de economía, pionero del periodismo ambiental en México e impulsor de los medios comunitarios e independientes, desde estudiante mostró un activismo constante y un gran espíritu libre e irreverente. Al dejar las aulas, realizó cada vez mayores logros periodísticos.

Con su rigor editorial y su compromiso estricto por el buen escribir, trabajó en el área de redacción de publicaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cuando el instituto fue la más grande de las casas editoriales de México. Entre los escritos de sus últimos años, se encuentran artículos en Tribuna Comunista, publicación electrónica del Movimiento Comunista Mexicano (MCM); dichos trabajos periodísticos se concentran en el libro Política, ambiente y sociedad, que edita el MCM.

En 1988 inició su labor como corresponsal en el diario El Financiero. Esta labor, junto con el compromiso social que le caracterizó, fue ejercida también a través de sus contribuciones como redactor y codirector en Periodismo para Elevar la Conciencia Ecológica (PECE), fundado con el apoyo de la Fundación MacArthur en 1994. De igual manera, trabajó comprometido en el proyecto nacido de PECE, este medio de comunicación Meloncoyote, que difunde los esfuerzos para el desarrollo sustentable en la región noroeste de México y que, a la fecha, se forja con el trabajo voluntario de capacitación en el periodismo ciudadano bilingüe. Su pasión no sólo fue la escritura, sino también la fotografía de calidad; razón por la cual, casi todas la ilustraciones de notas de Periodismo para Elevar la Conciencia Ecológica, fueron suyas.

Así, continuó con diversos proyectos de conciencia social y ambiental, lo que le llevó a ser parte de los fundadores de la Red Mexicana de Periodistas Ambientales, que a la fecha continúa trabajando con el mismo espíritu que dejó como legado Miguel Ángel Torres Guerrero.

Entre los amigos y colegas se le conocía como el Jaguar, una manera de reconocer su tenacidad, agilidad, observación, autenticidad, valentía, fuerza y certero golpe periodístico en sus líneas publicadas. Entre ellas, cómo no recordar su reportaje sobre la ballena gris, amenazada por la ampliación de la salinera de Guerrero Negro para convertirla en la más grande del mundo, afectando significativamente la Laguna de San Ignacio en la Reserva de la Biosfera del Vizcaíno en Baja California Sur. Miguel Ángel, siempre estuvo ahí para registrarlo y lograr lo que todo buen periodista busca: informar, formar opinión e inconformar. Este reportaje atrajo a más periodistas y el interés internacional, hasta lograr la cancelación del proyecto y proteger a la ballena y su hábitat. Esta lucha, sin duda, fue un modelo para la organización de los defensores de la naturaleza.

Miguel Ángel Torres escribió sobre diversos temas socioambientales, abordó la sustentabilidad y equidad de género, la lucha contra la violencia maderera, el tren maya, los megaproyectos en el sureste, el presupuesto federal, los mares megadiversos, las culturas ancestrales, las costumbres tradicionales, así como el derecho de los pueblos a su tierra, a su biodiversidad y a la pacífica convivencia.

Su esencia humana fue más que notoria, sobre todo cuando hizo una gran labor de apoyo a las víctimas de la calle en el temblor del 85, cuando inició el activismo colectivo de nuestros días.

Desde su nacimiento en Fresnillo de González Echeverría, Zacatecas, el 23 de febrero de 1956, Miguel Ángel ya estaba predestinado a escribir artículos en defensa de los derechos ambientales y sociales; quizá, esta sensibilidad nace porque su infancia y juventud la pasó en el seno de una familia humilde y numerosa, descendiente de mineros y agricultores de chile y frijol a pequeña escala.

Miguel Ángel Torres Guerrero dejó de deslizar la pluma periodística en Aguascalientes el 7 de marzo de 2019, pero nos ha dejado un cúmulo de obras llenas de páginas reflexivas, de denuncia y retos, mismas que reflejan la manera en que siempre llevó en él la sangre de los que se rebelaban, de los que protestaban, y de los que piensan diferente.

*Productora y locutora de Radio Universidad Autónoma Chapingo. 1130 am y en radio.chapingo.mx


Miguel ... jaguar ... balam

Por Eva Terán Fuentes*

homenaje


Miguel … jaguar … balam … ayer tierra, hoy viento.

Miguel. Siempre jaguar. Jaguar, hoy Dios del Sol.

Miguel … jaguar … balam … inframundo y horizonte. Tus dominios: el día y la noche, como a diario te aferraste al día y a la noche para capturar contundentes imágenes y crear textos de infinita reflexión … con tu pluma, tu cámara, tu computadora, tus textos, y tu inseparable caguama, siempre de día y siempre de noche.

Miguel … jaguar … balam … En tu cueva sagrada de Rancho Viejo prevalecerá tu inquietante y provocadora esencia. Tu Volvo, enraizado en aquel, tu manglar urbano, se encargará de vigilar y atesorar tus legados, y devolverlos al subsuelo, a la tierra, al mezquite, al viento, pero, sobre todo, a quienes compartimos la vida contigo y que aprendimos enormidades de ti.

Miguel, balam, lente fotográfica, ojo de jaguar. En tu sigilo y con tu inseparable cámara, capturaste imágenes de multitud de sitios y escenas que dan cuenta de una gran historia, nuestra historia. Imágenes guerreras, subversivas, desgarradoras, amorosas, fraternas, conmovedoras.

Miguel, jaguar. Pluma impecable, audaz, crítica, valiente, denunciante, desafiante. Expresión libre, independiente. Ideas preclaras que tuviste a bien plasmar en tus cuadernos y en numerosos archivos que aguardan en tu ordenador el momento de salir a la luz pública para impregnarnos y contagiarnos de tus saberes.

Jaguar balam, tu charla, deliciosa, divertida, amigable, siempre interesante. Conversación invaluable que atesoro.

Jaguar, siempre jaguar. Vigilante, pensante, partícipe, congruente. Social y misántropo en eterna dialéctica. Pululante solitario que acompañó solidariamente nuestras vidas.

Balam, jaguar, Miguel. Poderoso y humilde, un tanto excéntrico, todo un señorón. Guía amoroso de nuevas generaciones. Solidario, divertido, muy divertido. Amigo entrañable, incuestionable, solidario, amoroso, respetuoso. Amigo de años, amigo de vida.

Tu ser … importante, relevante, pertinente, libre.

Jaguar … imploro tus enseñanzas. Añoro tu compañía. Reclamo tu congruencia.

Jaguar, te has ido y no te has ido. Estás aquí profundamente, intensamente, perennemente. Te imagino a nuestro lado, como siempre. Ahí, con tu cámara omnipresente. Ahí, en la marcha, en el mitin, en la manifestación, en la cantina … ahí, siempre ahí, en porfiada búsqueda de un mundo mejor.

Jaguar, balam. Inframundo, tierra y viento. Viento poderoso que anega nuestros sentires. Viento omnipresente que respiro. Ahí estás, amigo de mi alma. Ahí, en el viento que golpea subrepticiamente mi cara.

Balam, jaguar, Miguel. Te acabas de ir y ya te extraño en lo profundo. Miguel, balam, jaguar … multiplícate en el viento e inunda nuestros corazones.

Y espero que este jaguar balam sea mi nahual, y que me acompañe como yo lo acompañé en amistad inquebrantable. Miguel, balam, irradiaste nuestras vidas, irradiaste mi corazón. Abrezos por siempre, mi amado jaguar.

*Doctora en Historia, Centro de Investigación y Acción Social “Jesuitas por la Paz”


Ese Miguelón

Por Leticia López*

homenaje

Foto: Cortesía Rempa.

Miguel Ángel Torres llegó a Aguascalientes a finales de los años 80, luego de que se anunciara que esta ciudad sería sede de uno de los más grandes e importantes programas de descentralización, luego de que un fuerte temblor tundiera a la Ciudad de México, en el 85.

Ahí comenzamos una de las grandes historias de amistad y fraternidad, con el llamado “Jaguar”, y sus múltiples facetas. Por ejemplo, el Miguel jefe, cuando fui su subordinada en el Inegi. Recuerdo su rigor editorial y su compromiso estricto con el buen escribir, conocimientos que compartía con generosidad y buen humor, como cuando intentaba poner en su lugar ese resbaladizo y traicionero ajolote llamado coma.

Otro Miguel es el investigador, siempre dispuesto a hacer trabajo de campo para hacer textos creíbles e increíbles.

Un Miguel más es el estudiante, cuando viajábamos cada semana al entonces DF para tomar talleres de periodismo y diseño editorial, donde pasaron por nuestras aulas Carlos Monsiváis, Miguel Ángel Granados Chapa, Víctor Roura y muchos grandes periodistas, en los años 90.

Otro, el Miguel defensor de derechos humanos, que entraba sin límites y sin protagonismos a las organizaciones que se requiriera, con tal de defender la causa coyuntural.

Y el Miguel que participó activamente con nosotros en aguArdiente, un proyecto inicialmente estudiantil, que acabó dejando las aulas para tener mayores alcances periodísticos.

Qué decir del Miguel bohemio, bravucón insoportable a veces, pero en otras ocasiones el alma de la fiesta, con su peculiar humor y ocurrencias.

Los amigos no compartimos valses, pero sí compartimos himnos y creencias. Aquí uno de nuestros grandes himnos:

De Desiderio Macías Silva:

No me llores pescador;
toma en tus manos mis remos.
Y a coro los crisantemos:
¡En su relámpago!, lilas.
Carmín que hieles titilas:
"Patria o muerte. Venceremos".

*Poeta y editora, Comunidad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de Mexico